Maider está nerviosa. Lleva un tiempo abriendo y cerrando mis puertas. Abre, coge ropa y cierra. Al rato vuelve, abre de nuevo. Esta vez guarda prendas, pero no cierra sin haberse llevado algún otro trapillo escondido entre mis recovecos. No sé qué le pasa, pero lo intuyo. ¡NO SABE QUE PONERSE! Y eso, os lo digo yo…puede ser un gran problema.
Y digo problema, porque ella siempre, ¡SIEMPRE! se tiene que sentir guapa, no le vale que los demás le digan “así vas bien”, “estas guapa” o“¡qué guapa!” si ella no lo siente, no sirve de nada. Y no sentirse guapa es el detonante ideal para que explote la bomba… ¡y vaya BOOOMBA! Empiezan a volar camisas, pantalones, faldas…incluso zapatos. Y eso a mí, me pone nervioso (y es que los armarios también tenemos sentimientos).
Esta vez, es diferente, y cuando la veo entrar a la habitación, entiendo porqué. Entra con una falda puesta, pero sin parte de arriba. La falda es roja de la temporada otoño 14, preciosa. ¡Y ella es la culpable! No yo, como se piensa Maider que maldice una y mil veces que no le dé una camisa/camiseta que le convenza.
Y yo más nervioso me pongo…me abre y me cierra…de nuevo.
Al cabo de un rato vuelve y ¡POR FIN! la observo vestida gracias a la luz que entra por la puerta, que sin darse cuenta, la ha dejado entreabierta. Sé que le gusta la falda, le gusta mucho, y desde que la vio, hasta que se la compró, no dejo de pensar en ella.
No obstante, a veces, cuando se trata de colores o tejidos que no son usuales en sus outfits diarios…explota la bomba, y lo que muchas no saben, es que la clave reside únicamente en sentirse guapa.
shirt: primark.es
bolso: old
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